Volver, volver.

Volver, regresar, retachar tantos nombres que se le pueden dar a ese verbo, yo volví por fin a clases, ya estoy en ¡4to semestre!. Se me ha pasado el tiempo literalmente volando, pero el tiempo de las vacaciones se me hace eterno, me parezco a Harry Potter tachando en el calendario los días que faltan para regresar a la Universidad.

   Estuve bien emocionada ayer Viernes cuando desperté pensando que volvería a ver a mis amigas, a los maestros, a mis compañeros, los que me caen mal, hasta a ellos los extrañe y lo que no podía faltar: la comida. Antes de irme a la escuela no pedí comida, ni comí para poder comerme sin culpa una gordita, cuándo llega mi mamá a relevarme al negocio me dice: ¡Te traje comida! ¡Nooo! (Ni modo de despreciar a la mamá, bueno a la mía). No sé si la gente sepa que ya es hora de irme, que a la clase de 3:00 nunca llegó, por eso debo materias todavía, pero llegan a comprar y piden, piden; salí al 20 para las 3:00 a la facultad, mí escoba no es como la Saeta de Fuego de Harry, la mía es muy corriente sólo barre, lo que tampoco tenía eran boletos del metro. Hasta eso el metro no se tardo tanto, eso si, iba mega lleno pero pude llegar a la facultad a las 3:25, ahora venía otro problema: no sabía en que salón me tocaba.

   Los horarios del SUA (Sistema de Universidad Abierta) están hasta el final del pasillo, entonces cuando logré encontrarlos, el siguiente paso era encontrar la materia: Historia de la Ciencia. Y sorpresita salón 309, antes de correr, buscar los horarios y demás le había preguntado a Ely si sabía dónde nos tocaba, pos no me respondió o no vi, llegué al salón, sin aire ni energía, además de que estaba lleno, como pude me senté, la maestra explicó que veremos la Historia de la Ciencia en México, que tenemos que elegir una revista que haya sido impresa antes de 1970 (creo) y que no sea de Historia o Humanidades.          Ese largo espacio es poco a comparación de como se quedó mi cerebro pensando ¿Qué demonios voy a trabajar? Si tiene uno tiempo pues va a la Hemeroteca, si no, pues hacer changuitos y este digitalizada. Pero ¿si uno no tiene tiempo ni internet?

    A la salida pude ver que Ely no entro, ya me había contestado el whats, hasta me había preguntado ¡qué dónde estaba! Yo parecía sarihueya buscándola a ella, salude a Paola (ella si traía el número de salón que nos tocaba) además de que la maestra ya iba rumbo al salón. 323 es el salón en dónde tomaré América Colonial, la misma maestra la Dra. Mónica Hidalgo, nos pidió encarecidamente que participemos ya que le parecemos muy aburridos (pues haré la lucha, de por si meto la pata en otras cosas no quiero meterla en clase) nos dio el temario, la forma de evaluar además de que leyéramos como quiere los píes de página del trabajo final. (Los míos tuvieron unos cuantos taches) En el salón ya estaba Ely aunque no pudimos chismear a gusto, entregó la Doctora los trabajos finales y los reportes de lectura que estaban pendientes, tuve mi primer diez en un reporte, en el trabajo tuve 9. Salimos del salón y ahora si a chismear junto con Ely y Annete.

   Aprendí algo a lo largo de estos tres semestres cursados, no meter seis materias por que termino dejando dos, entonces sólo inscribí cuatro, Ely igual sólo que ella metió dos el jueves, dos el viernes, me dice Ely que si ya nos vamos a Historia de la Ciencia, le dije que esa fue pero a las 3:00 ¡plop! fuimos a disfrutar nuestra hora libre enfrente de la Biblioteca Central, después Annete, Ely y yo volvimos a ver en que salón me tocaba, que por cierto, no recuerdo en dónde es me despedí de mis amigas, regresé al salón, junto con Paola nos sentamos enfrente, digo el salón no es enorme pero ahí nos pusimos, hay compañeros nuevos, entonces el Doctor Gerardo pidió que nos fueramos presentando, al llegar a nosotras (Paola y yo) sólo dijo: ¡Ahh ustedes! Me quedé pensando dos cosas: nos identifica por estar platicando o le caemos mal. Siguió la presentación del curso, la evaluación, los trabajos uno intersemestral, el final. Hasta aquí iba más o menos tranquila la carga de trabajo es pesada pero iba bien.

  Para Historia Medieval yo esperaba volver a cursarla con la Maestra Daniela Pastor que se tomó un tiempo para hacer una residencia en Europa, entonces a la hora de inscribir la materia me salió que o Profesor Pendiente o Profesor Pendiente, no pus ni cómo escoger, me inscribí en el grupo 9051 (creo) yo soy muy creyente. Bueno pues de tanto ir a ver los horarios vi que en el salón 102 había una maestra una Licenciada y en el otro el Dr. Gabino [...] le comenté a Paola que si una se metía a un grupo, la otra pues al otro y veíamos si nos quedábamos con melón o sandía a mí me tocó irme con el Dr. Gabino, se presentó su Doctorado lo hizo en el Colegio de Michoacán, que el desea que en su materia usemos las herramientas del Historiador ¡Ah caray! que seamos críticos, entre otras cosas; la evaluación constara de 4 trabajos (aquí fue cuando me dieron ganas de salir corriendo de la clase) además de las lecturas de cada semana, el Dr. desea que todos participemos porque hará preguntas. no pues confirme que saldría por la puerta, en eso nos dice que el evalúa así por que los historiadores además de leer mucho deben escribir, continuo diciéndonos que además seguramente ya somos muy buenos con la redacción, ortografía y puntuación, yo ya tenía un pie afuera del salón, mis compañeros que todos son nuevos y me cayeron bien se empezaron a reír, aquí fue dónde pronuncio las palabras con las que decidí quedarme en su grupo: yo les voy a ayudar en eso: redacción, ortografía y puntuación, verán un cambio radical entre su primer y último trabajo, escribirán mucho mejor. De aquí soy dije entre mí. En el temario no vi mucho de Mahoma, la especialidad del maestro es la Iglesia Cristiana en la Edad Media (creo).

  Saliendo de la clase compartí con Paola el temario, la evaluación y forma del trabajo del Dr. Gabino creo que ella también se cambiara de grupo, su expresión en el rostro al preguntarle por la maestra no me convenció. Mucho, mucho trabajo en Historia Medieval, pero todo sea por una buena redacción y los acentos, comas y puntos estén en su lugar.

P.D. No comí gorditas y si alguien vio, escuchó, a una loca estar riéndose no a carcajadas pero sí me reía era yo, la culpa es de Jorge Ibargüengoitia y su libro de Viajes a través de la América Ignota.


Comentarios

  1. saludar a la mañana con una alegre, sobre todo después de leer el artículo anterior, es muy agradable y se suma a mi felicidad.
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